miércoles, 19 de octubre de 2005

Cuartillas imaginarias. Conversaciones con mi interior (TRES.2)

Caballitos. Barcelona. 2005
TRES.2

Ha sido un día pesado. De esos que enlazas una tarea con tarea, sin poder llegar a poner un objetivo a cada cosa que realizas. Actúas y nada más. Con toda esa inflación de actividad he gastado mi tiempo en hacer, sin ser ni estar. Mientras me desnudo voy reconstruyendo el día, haciendo balance como un boy scout, buscando inútilmente la buena obra del día. Hoy no ha habido b. o. Voy recreando la mirada, sin ver, sobre mi imagen desnuda reflejada en el espejo de la habitación. De pronto me veo y pienso que tengo que hacer ejercicio. En fin, lo escribo en la agenda mental de buenos propósitos de principio de curso. Me visto con un pantalón corto y un niqui y vuelvo a la cocina para seguir la pequeña tertulia con Victoria, Lola y los niños.
- Bueno, y qué cuentas, además de tu cambio de look –pregunto a Victoria, mientras me siento en un taburete de la cocina.
- Ya sabes que me he matriculado en “Caminos” –contesta entre socarrona y maliciosa.
- ¡Caramba! Eso son palabras mayores –le contesto, y dirigiéndome a Lola- ¿Has visto las fuerzas de tú hermana? Se atreve con todo.
- Bueno, ya sabes que eso es genético. Ya me ves a mí dando de cenar a dos, con una cuchara en cada mano, trabajando de noche y estudiando por las tardes –contesta Lola con cariñosa firmeza.
- Bueno, os rindo pleitesía. Menudas sois las “hermanas coloradas” –contesto en alusión a la novela de Francisco García Pavón. Sonriendo y aplaudiendo la contestación, me pregunto: “no veo a Victoria de Ingeniero de caminos, puertos y canales. No por que no sea capaz, sino por que no me da el perfil. Pero, en fin, seguro que me equivoco.”
La conversación sigue placidamente hasta que los niños terminan de cenar y pasamos a acostarlos. Salen desfilando con marcha militar hacia su habitación y cantando la canción de los elefantes del Libro de la selva. Rezan el “Jesusito de mi vida” y se acomodan para dormir.
- Buenas noches, que soñéis con los angelitos
- Buenas noches –contesta María.
- Buenas noches, un besito –replica Guillermo.
Desfilamos los tres dando un besito a cada uno. Apagamos la luz y nos dirigimos a la cocina para preparar la cena.
- Victoria ¿te quedas a cenar? –le pregunta Lola.
- No, es que los papás no saben nada y, bueno, es que tengo cosas que hacer.
- Como quieras.
- Pero aún no me voy.
Victoria sigue de pié, apoyada en el quicio de la puerta de la cocina, a la espera de que siguiera la conversación que se cortó al acostar a los niños. Lola retira los platos de la cena de María y Guilles, e inicia la preparación de una ensalada que junto a unas tortillas a la francesa constituirán el menú de la noche. Mientras sucede esta escena voy imaginando, voy congelando lentamente los movimientos de todos y la luz de la cocina se hace más blanca y luminosa. La “cabeza” empieza a jugar a la realidad imaginaria. Veremos que sucede.

(Continuará)

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