jueves, 1 de septiembre de 2005

Cuartillas imaginarias. Conversaciones con mi interior (DOS.2)

Vaca (Barcelona)2005
DOS.2
Como almas metidas en el cohete del cuerpo pasamos el garaje, la zapatería, el negocio de import-export, el taller del perro “malaleche”, el garaje de pintura de coches -donde, no sé si por reforzar la imagen de su actividad, tienen cuadros colgados por todas las paredes, incluso una caricatura del Sr. Cugat- y llegamos a la furgoneta.
Hurgo en el bolsillo buscando la llave y a la vez , con la otra mano, subo la antena del “incomprensible invento”.
- María, pasa por la otra puerta. Ten cuidado con los coches.
- ¿Por esta?
- No, te he dicho por la otra puerta.
- ¡Ah!, por la del otro lado.
- Si.
Abro las puertas del vehículo y salimos. Primera, segunda, tercera, contacto de la radio, directa, zumbando.
Entenza, Infanta Carlota…, semáforo.
- ¿Qué hace este tío? ¡Cara huevo!
Al mirar al que tiene la cara de huevo veo, una mañana más, al señor de la bicicleta que está detrás.
¿Qué edad debe tener, cuarenta y cinco? Quizás cincuenta. Es calvo y regordete. Adorna el labio superior con un bigote tan fino que los pelos asemejan como una procesión de hormigas. Va calmoso, como frenando el tiempo en cada movimiento de sus piernas. Nos mira a todos con cara de superioridad. Como si todo el pelotón de “seres humanos” sentados en sus vehículos, parados por la luz roja del semáforo, fuéramos cojos y mancos de cuerpo y de alma. El señor de la bicicleta, con su bigotillo de procesión de hormigas, se siente superior. Quizás por ser distinto, o por parecerlo: El va en bicicleta, el tiene piernas. Los demás, los del pelotón, los que vamos en coche, somos bustos con rueda de goma y entrañas mecánicas.
Si que tarda en abrir el semáforo. Ahora, primera, segunda, tercera…
- Mira tú, el autobusero este. Será cabrón. ¡Venga!.
- Papá ¿qué hora es?
- No te preocupes que llegas bien.
María y la radio van hablando, no paran, y la verdad sea dicha no me entero de nada de lo que dicen. No he sintonizado, no he subido, aún, la antena de la comprensión de frases largas. Solo logro comprender gestos intencionados y frases hechas que representan todo un simbolismo de conexión descerebrada.
(Continuará)

No hay comentarios: