sábado, 27 de agosto de 2005

Cuartillas imaginarias. Conversaciones con mi interior (UNO.2)

Hiedrade Atarazanas, foto en blanco negro coloreada(Barcelona)2005

UNO.2
Después de varias recriminaciones estereotipadas a los niños, concluimos el frugal desayuno. O sea, nos desayunamos, que se diría en los ambientes de élite. Y nunca mejor dicho, porque con un cortado o un té como todo alimento, como no se coma uno a sí mismo.

- Venga que hay que hacer las camas –canturreó Lola, y siguió con diversos mandatos laxos.
- Niños a vestirse.
- ¡Guillermo, quieres hacer el favor de vestirte!

En comitiva, como escuadrón perfectamente adiestrado, vamos hacia el dormitorio donde ella había preparado tres montoncitos de ropa.

- María quieres dejar de contemplarte en el espejo y empezar a vestirte –le espetó a la pequeña.
- Venga que se nos está haciendo tarde –siguió.

No se para que se nos hace tarde, pero realmente se nos hace tarde. Vivir en una ciudad, en una gran ciudad, como Barcelona, conlleva el que siempre se haga tarde, aunque no se tenga nada perentorio que hacer.
Se hace tarde para salir de casa, para llegar a casa, para salir a pasear, para comer, para acostarse, se hace tarde…, siempre se hace tarde.
Lo triste de esa prisa impuesta y tan interiorizada, creo que genética, es que se hace tarde para vivir.
No sabemos estar, simplemente estar. Tenemos que acompañar el estar con otra palabra: estar comiendo, estar andando, estar leyendo, estar trabajando. Pero estar, lo que se dice estar, simple y llanamente, no estamos.

En fin, se nos hace tarde. Nos vestimos y estamos preparados para no llegar tarde.
(Continuará)

No hay comentarios: