El Borne, Barcelona 2010
A esa edad
A esa edad,
bendita edad,
en que se bebe la vida
como vino frío
y se hace caso omiso
al ruido del mundo,
uno piensa que todo es para siempre.
A esa edad
te mantienes de pie
en el centro del vacío,
asimilando el nuevo lugar en el mundo;
ni una mirada
indulgente hacía atrás,
todo debe ser presente, todo hoy.
Y cuando al final
de muchos años
logras regresar,
descubres con melancolía
que aquella casa evocada
es sólo una casa,
tal como lo había sido siempre.
El tiempo se agota
y lo inesperado se hace presente,
y ese tiempo
al que parecían
sobrar tantas horas,
se encarga ahora
de tomar las decisiones por nosotros.
1 comentario:
Tus reflexiones son para todas las edades... muy buenas e interesantes.
Un abrazo.
Publicar un comentario