Cactus. Teià, 2011. |
Pensamientos insignificantes
Mientras caminaba pensaba
en lo bueno que es tener una estufa
para poder calentarse.
También pensaba en lo bueno
que es tener una casa,
con una cocina y un horno
donde cocinar cosas contigo.
También pensaba cosas extrañas:
en cómo se tejen los hilos de la vida,
de dónde salen los nombres de las personas,
con qué letras mayúsculas empiezan,
qué vocales y consonantes lo componen,
cómo se escriben y cómo se leen,
qué necesarios son para llamar
y para que nos llamen.
Todo lo pensé mientras caminaba
de mi casa a la panadería,
y me llevé dos baguetes
bien tostadas para la cena.
A la vuelta no pensé,
me comí el pico crujiente
de una de ellas, de la más dorada.
y me llevé dos baguetes
bien tostadas para la cena.
A la vuelta no pensé,
me comí el pico crujiente
de una de ellas, de la más dorada.
5 comentarios:
¡Cuántas cosas suceden de camino a la panadería! Besos
Qué naturalidad! Fascinante.
Un abrazo y muchas gracias por haber decidido seguirme.
Andri
Que encantadora naturalidad para versar, tu poema un hermoso suspiro.
bonito domingo|
Me gusta cómo haces poesía de tu vida cotidiana.
Un saludo.
Intereante esta propuesta de poesía descriptiva.
Un saludo.
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