Bodegón con cebolla. El Masnou, 2012 |
Nunca hubiera podido imaginar
que una ausencia ocupara tanto espacio,
mucho más que cualquier presencia.
Y fui consciente de mi gran soledad,
y fui los que ya no son.
Inútilmente fui -en aquella vigilia-
toda esa perdida gente,
y el vacío lo inundó todo,
y los recuerdos deslumbrantes
como añicos de una copa rota,
tomaron reflejos, tan crueles,
como la luz de mediodía, que duele.
Y supe que un corazón -el mío-
puede detenerse sin abandonar la vida.
Viviendo, me senté en un rincón
esperando un trocito de silencio donde reposar.
2 comentarios:
Las ausencias non vacian de vida.
Saludos.
A veces la ausencia ocupa más que la vida misma.
Precioso poema.
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